UN
PRODUCTO DEL AÑO 3000 a.C
Mi
nombre es Jeser Isaí Carhuajulca Zevallos, estudiantes
de la IEE Luis Fabio Xammar Jurado del 5° grado sección “I”; mediante el presente trabajo permítame
explicar en forma breve en el siguiente ensayo.
A finales del 2019 surgió una
enfermedad en China, Wuhan; que tanto el Perú como otros países la veían muy
lejos y se pensaba que no se llegaría a esparcir básicamente por todo el
planeta. Nada más lejano a la realidad que hoy vivimos desde nuestras casas.
Hasta ahora solo sabemos que
teniendo buenas condiciones de salubridad y evitando el contacto cercano con
otras personas, podemos evitar contagiarnos de esta enfermedad, no hay ninguna
vacuna y algún tratamiento efectivo en todos los casos. Aun se sigue
investigando, pero lo más curioso es un producto creado por los Sumerios en
el año 3000 a.C nos salva día a día, el jabón.
Se sabe que la mejor medida
para evitar contagiarse con este virus es lavarse bien las manos, pero no solo
con agua. Aparte del jabón hay otros productos que son la debilidad de este
virus. ¿Saben cuáles son?
Estudios recientes han demostrado
que el COVID-19 permanece estable en el aire 3 horas, capaz de mantenerse en
forma vital, infectando hasta 72 en plástico, 48 en acero inoxidable, 8 horas
en cartón y 4 horas en cobre. Este dato indica que se transmite por medio de
aerosoles y por contacto físico contaminados, que se pueden descontaminar con
reactivos que son eficaces con otros coronavirus con adecuada proporción;
alcohol, 70%; etanol, 0.5% o 0.1 de hipoclorito de sodio). Con toda esa
información solo nos queda una pregunta ¿por qué la medida de lavado de manos
previene los contagios del COVID-19?
A pesar del avance tecnológico
hay inventos de hace miles de años que al ser humano le saca de apuros y la
mejor combinación en estos tiempos es el sulfonato de aquilbenceno con el agua
o “en español”, jabón más agua.
Al lavarnos con agua y jabón
prevenimos el contagio, claro sin antes habernos tocado los ojos, la boca o la
nariz con nuestra mano infectada.
El secreto está en las
predilecciones de cada extremo de las moléculas de jabón, las cuales tienen una
cabeza y una cola.
La cabeza es hidrófila y la
cola, hidrófoba y lipófila o, en otras palabras, por un lado, le atrae el
agua y por el otro, el aceite o la grasa.
Cuando te estás lavando las
manos y las moléculas de jabón se encuentran con grasa, sus colas son atraídas
hacia ella mientras sus cabezas se quedan en el agua.
Las fuerzas de atracción entre
las cabezas y el agua son tan fuertes que levantan la grasa de la superficie,
de manera que esta queda completamente rodeada de moléculas de detergente, que
van separándola en pedazos cada vez más pequeños, que luego son arrastrados con
el agua.
Pero, ¿por qué es tan efectivo
con virus como el que causa la enfermedad convid-19?
El coronavirus, como todos los
virus, es básicamente un conjunto de instrucciones -fragmentos de código
genético- en busca de células a las cuales invadir para obligarlas a seguir sus
mandatos.
Pero resulta que esas
instrucciones -el ácido ribonucleico (ARN)- están empacadas en lo que se conoce
como la envoltura viral, y la del SARS-CoV-2 está hecha lípidos y
esos lípidos son grasas.
Frente al jabón, ese es su
talón de Aquiles.
Cuando recoges sin querer
coronavirus con tus manos, estos no pueden penetrar la piel, pues su capa más
externa es ligeramente ácida, pero sí pueden permanecer ahí esperando la
oportunidad para entrar al cuerpo por lugares más vulnerables como la boca, los
ojos y la nariz (ya mencionados).
Y es en ese momento en el que
lo puedes interceptar y destruir, con solo lavarte las manos.
El jabón no solo afloja al
virus de la piel, sino que hace que la envoltura viral se disuelva, de
manera que las proteínas y el ARN se deslían y el virus metafóricamente muere -
realmente se desactiva, pues los virus no están precisamente vivos-.
Solo le queda al agua llevarse
los restos de lo que hasta hacía 20 segundos era una grave amenaza para nuestra
la salud y la de otros.
¿Por qué 20 segundos?
Porque el jabón necesita algo
de tiempo para que su magia surta efecto y, de paso, nosotros también
necesitamos unos segundos para asegurarnos de que nos estamos enjabonando por
todas partes.
Por lo tanto, prevenir el
contagio no es tan difícil, se hace difícil porque en nuestro país la cultura
de la limpieza no está bien practicada y muchos no siguen las normas que dicta
el estado. Solo tenemos que seguir las recomendaciones de los científicos
porque gracias a ellos es que tenemos esa información.
El Perú está en nuestras
manos. Literalmente.
Fuente: Portafolio del estudiante