lunes, 4 de mayo de 2020

Evidencia de Aprendo en Casa de los estudiantes


UN PRODUCTO DEL AÑO 3000 a.C

Mi nombre es Jeser Isaí Carhuajulca Zevallos, estudiantes de la IEE Luis Fabio Xammar Jurado del 5° grado  sección “I”; mediante el presente trabajo  permítame explicar en forma breve en el siguiente ensayo.

A finales del 2019 surgió una enfermedad en China, Wuhan; que tanto el Perú como otros países la veían muy lejos y se pensaba que no se llegaría a esparcir básicamente por todo el planeta. Nada más lejano a la realidad que hoy vivimos desde nuestras casas.
Hasta ahora solo sabemos que teniendo buenas condiciones de salubridad y evitando el contacto cercano con otras personas, podemos evitar contagiarnos de esta enfermedad, no hay ninguna vacuna y algún tratamiento efectivo en todos los casos. Aun se sigue investigando, pero lo más curioso es un producto creado por los Sumerios en el año 3000 a.C nos salva día a día, el jabón.

Se sabe que la mejor medida para evitar contagiarse con este virus es lavarse bien las manos, pero no solo con agua. Aparte del jabón hay otros productos que son la debilidad de este virus. ¿Saben cuáles son?

Estudios recientes han demostrado que el COVID-19 permanece estable en el aire 3 horas, capaz de mantenerse en forma vital, infectando hasta 72 en plástico, 48 en acero inoxidable, 8 horas en cartón y 4 horas en cobre. Este dato indica que se transmite por medio de aerosoles y por contacto físico contaminados, que se pueden descontaminar con reactivos que son eficaces con otros coronavirus con adecuada proporción; alcohol, 70%; etanol, 0.5% o 0.1 de hipoclorito de sodio). Con toda esa información solo nos queda una pregunta ¿por qué la medida de lavado de manos previene los contagios del COVID-19?

A pesar del avance tecnológico hay inventos de hace miles de años que al ser humano le saca de apuros y la mejor combinación en estos tiempos es el sulfonato de aquilbenceno con el agua o “en español”, jabón más agua.
Al lavarnos con agua y jabón prevenimos el contagio, claro sin antes habernos tocado los ojos, la boca o la nariz con nuestra mano infectada.

El secreto está en las predilecciones de cada extremo de las moléculas de jabón, las cuales tienen una cabeza y una cola.
La cabeza es hidrófila y la cola, hidrófoba y lipófila o, en otras palabras, por un lado, le atrae el agua y por el otro, el aceite o la grasa.

Cuando te estás lavando las manos y las moléculas de jabón se encuentran con grasa, sus colas son atraídas hacia ella mientras sus cabezas se quedan en el agua.
Las fuerzas de atracción entre las cabezas y el agua son tan fuertes que levantan la grasa de la superficie, de manera que esta queda completamente rodeada de moléculas de detergente, que van separándola en pedazos cada vez más pequeños, que luego son arrastrados con el agua.

Pero, ¿por qué es tan efectivo con virus como el que causa la enfermedad convid-19?
El coronavirus, como todos los virus, es básicamente un conjunto de instrucciones -fragmentos de código genético- en busca de células a las cuales invadir para obligarlas a seguir sus mandatos.
Pero resulta que esas instrucciones -el ácido ribonucleico (ARN)- están empacadas en lo que se conoce como la envoltura viral, y la del SARS-CoV-2 está hecha lípidos y esos lípidos son grasas.

Frente al jabón, ese es su talón de Aquiles.
Cuando recoges sin querer coronavirus con tus manos, estos no pueden penetrar la piel, pues su capa más externa es ligeramente ácida, pero sí pueden permanecer ahí esperando la oportunidad para entrar al cuerpo por lugares más vulnerables como la boca, los ojos y la nariz (ya mencionados).
Y es en ese momento en el que lo puedes interceptar y destruir, con solo lavarte las manos.
El jabón no solo afloja al virus de la piel, sino que hace que la envoltura viral se disuelva, de manera que las proteínas y el ARN se deslían y el virus metafóricamente muere - realmente se desactiva, pues los virus no están precisamente vivos-.
Solo le queda al agua llevarse los restos de lo que hasta hacía 20 segundos era una grave amenaza para nuestra la salud y la de otros.

¿Por qué 20 segundos?
Porque el jabón necesita algo de tiempo para que su magia surta efecto y, de paso, nosotros también necesitamos unos segundos para asegurarnos de que nos estamos enjabonando por todas partes.

Por lo tanto, prevenir el contagio no es tan difícil, se hace difícil porque en nuestro país la cultura de la limpieza no está bien practicada y muchos no siguen las normas que dicta el estado. Solo tenemos que seguir las recomendaciones de los científicos porque gracias a ellos es que tenemos esa información.
El Perú está en nuestras manos. Literalmente.
Fuente: Portafolio del estudiante

No hay comentarios.:

Publicar un comentario